Elisa María Molina Buendía

NEUROPSICÓLOGA

Laura Nieto Ureña

NEUROPSICÓLOGA

¿Qué aporta la neuropsicología?

Desde el área de Neuropsicología realizamos intervenciones orientadas a la mejora de las secuelas cognitivas, conductuales y emocionales derivadas del Daño Cerebral Adquirido (DCA) como ictus, traumatismos craneoencefálicos y secuelas postquirúrgicas; o debidas a distintas Enfermedades Neurodegenerativas, entre ellas Demencia Tipo Alzheimer, Demencia Vascular, Enfermedad de Parkinson, Demencia Frontotemporal, etc.

Para llevar a cabo la intervención, consideramos fundamental realizar una valoración inicial orientada a crear un perfil cognitivo de la persona, para emplear las técnicas más adecuadas a cada caso en base a su perfil neuropsicológico, teniendo siempre en cuenta sus necesidades y objetivos. Esta valoración nos permitirá diseñar un tratamiento totalmente individualizado, en el que trabajar los déficits apoyándonos en los procesos cognitivos preservados, siempre siguiendo una perspectiva transdisciplinar, junto con el resto del equipo de profesionales de Neuroal.

El fin de la intervención neuropsicológica es lograr una mejora global en la capacidad funcional de la persona, abordando alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales secundarias al daño neurológico que puedan interferir en su autonomía y, por tanto, en su calidad de vida.

Los objetivos a alcanzar en el proceso de neurorehabilitación deben ser específicos y significativos para cada persona, orientados a la consecución de propósitos vitales. Para ello, en la terapia neurocognitiva empleamos una serie de técnicas basadas en la evidencia científica, adaptadas a las necesidades y motivaciones individuales. 

Por otro lado, hacemos acompañamiento y asesoramiento familiar, ya que la familia es parte fundamental del proceso de rehabilitación, tanto por el apoyo emocional como para generalizar, mediante nuestras pautas e indicaciones, lo trabajado y aprendido en las sesiones de rehabilitación a su vida diaria.

Apostamos por un enfoque totalmente funcional y ecológico, promoviendo la participación activa del paciente y de la familia. 

¿Qué alteraciones pueden aparecer y cómo las abordamos?

Alteraciones de la memoria y amnesia:

Déficits de memoria que se pueden manifestar como olvidos de cosas recientes, despistes en el desempeño de actividades cotidianas, dificultad para retener nueva información o problemas para recordar eventos pasados. 

Para mejorar estos déficits, se trabajará de manera directa mediante ejercicios de aprendizaje y memorización (listas de la compra, nombres de personas, claves y contraseñas personales, etc.), estrategias mnemotécnicas para facilitar la consolidación de lo que se quiere recordar y técnicas compensatorias como el uso de una agenda que servirán como apoyo para la mejorar memoria prospectiva (citas médicas, celebraciones próximas, etc.).  

Déficits atencionales

Se expresan especialmente como dificultades de concentración, fatiga al realizar tareas que requieran mantenerse atento durante periodos de tiempo prolongado (leer, trabajar en el ordenador o incluso ver una película), problemas para focalizar la atención ignorando distractores (mantener una conversación en lugares con mucho ruido), etc. En trastornos neurocognitivos más graves puede manifestarse con una disminución del nivel de alerta. 

Los problemas atencionales los trabajamos con actividades que promuevan el uso de este proceso, es decir, que requieran mantenerse concentrados durante periodos largos de tiempo, atender a diversos objetivos o cambiar rápidamente el foco de atención,  para facilitar que las personas puedan ser más eficaces a la hora de realizar más de una actividad al mismo tiempo.

Alteraciones ejecutivas

Son alteraciones relacionadas con las funciones mentales más complejas y abstractas, las encargadas de controlar la propia conducta. Se pueden manifestar con dificultad para planificar una acción, para realizar tareas que impliquen seguir una secuencia (como cocinar o hacer la compra), para iniciar o terminar una acción de forma voluntaria, para evaluar la propia conducta y modificarla si es necesario, para tomar decisiones, etc. Trabajaremos rehabilitando las funciones afectadas, y haciendo un entrenamiento en generación y uso de estrategias compensatorias como las autoinstrucciones y una mejor monitorización de las actividades.

En las alteraciones ejecutivas también pueden aparecer alteraciones de la conducta tales como cambios de personalidad, irritabilidad, agitación, hacer comentarios inadecuados, etc., debidas a problemas inhibitorios y precipitación. Por lo que se haría un abordaje tanto con el paciente como con la familia para ir redirigiendo estas conductas disruptivas mediante técnicas de modificación de conducta, como  moldeamiento, reforzamiento, extinción, autorregulación, tanto en las sesiones de trabajo como en su vida diaria.

Lenguaje

En el daño cerebral, pueden aparecer alteraciones del lenguaje de diferente índole. La persona puede tener problemas para comprender lo que le dicen, expresarse o transmitir sus ideas con claridad, o simplemente mostrar dificultades a la hora de decir el nombre de las cosas o personas que les rodean. Desde neuropsicología, damos apoyo al área de logopedia para mejorar aquellas capacidades lingüísticas y comunicativas se vean afectadas por problemas cognitivos. Por ejemplo problemas para organizar el lenguaje, dificultades para acceder a ciertas palabras, mala comprensión de chistes o frases hechas, etc.

La mejora de estos procesos la conseguimos por medio de diferentes tareas basadas en situaciones o experiencias reales que favorezcan la fluidez del lenguaje y la organización del discurso, el acceso al vocabulario necesario para expresarse correctamente,  la comprensión dependiendo del contexto en el que se encuentren, etc. 

Agnosias

Las agnosias son alteraciones en el reconocimiento de formas y/o objetos aún cuando la visión, audición o tacto no están alterados. Pueden darse tanto a nivel visual como auditivo o táctil. En el día a día pueden manifestarse como problemas en la identificación de objetos o sonidos, incapacidad para buscar un objeto (ya que no es posible identificar el correcto de entre los demás) o dificultad para reconocer rostros de personas. 

Para mejorar estos déficits nos centramos en volver a enseñar al cerebro qué es lo que ven, oyen o tocan. Primero con estímulos fáciles y evidentes, para cuando se produzca una mejora ir presentando estímulos más complejos y dinámicos, con la intención de mejorar el reconocimiento del entorno y su interacción con este. 

Apraxias

Se refieren a la dificultad en el movimiento voluntario y/o intencionado. La persona puede tener problemas a la hora de realizar una serie de gestos (saludar, decir adiós, indicar que tiene hambre), acciones secuenciales (vestirse, preparar el desayuno) o en el uso de determinados objetos para un fin concreto (incapacidad de usar los cubiertos de forma adecuada, mala coordinación para llevar un vaso a la boca). 

Estos déficits se rehabilitan realizando un reentrenamiento de movimientos mediante imitación de posturas, mímica con objetos o sin objetos, realización de gestos con las manos, etc.; siempre con retroalimentación entre lo que está observando y los movimientos que realiza, para así poder ir corrigiendo las posturas. En cuanto las acciones secuenciales, estas las mejoramos por medio de ejecución de tareas que se pueden realizar en la vida diaria, ayudando y corrigiendo durante toda la acción.

Estados alterados de consciencia

Los estados alterados de conciencia son las fases posteriores al estado de coma. Tras “despertar” (y dependiendo del tipo de daño, su localización cerebral y la gravedad), la persona puede atravesar distintos estados hasta recuperar (en algunos casos) completamente la consciencia. El tiempo de permanencia en cada una de estas condiciones es muy variable, pudiendo ser desde meses a años. Durante este tiempo, y dependiendo del estadio en que se encuentre, la persona se encuentra inmóvil (pueden aparecer movimientos de tipo reflejo o incluso voluntarios, pero no funcionales), una alteración en los ciclos de sueño-vigilia (pudiendo permanecer dormido o adormilado la mayor parte del tiempo) y una marcada incapacidad de permanecer conectado con el medio (no existe una respuesta congruente a los estímulos que se le presentan, no es capaz de expresar de forma eficiente las necesidades más básicas como hambre o dolor).

El tratamiento de esta alteración desde el área de neuropsicología va encaminado a aumentar la conexión con el entorno a través de actividades sencillas que mejoren la capacidad atencional y la orientación de la persona. También se realiza estimulación basal y estimulación sensorial para aportar sensaciones físicas, propioceptivas, olfativas, auditivas y visuales, experiencias que permitirán a la persona interactuar de forma más adecuada tanto consigo misma como con el ambiente.