El CORE se considera el centro de gravedad del cuerpo y el punto desde donde se inician los movimientos. El core stability es la coactivación (contracción simultánea) de los músculos profundos posturales del tronco, pelvis, y cadera necesaria para controlar la influencia de la gravedad antes de que se muevan las extremidades, es decir, se encargan de estabilizar la zona lumbo-pélvica tanto en posición estática como dinámica, y de transmitir la fuerza desde y hacia las extremidades durante las actividades o movimientos.
La estabilidad y el movimiento del tronco dependen de la coordinación de todos los músculos y, para adquirir esta co-contracción, se precisa de una entrada y una salida neural.
El CORE es uno de los puntos clave de control donde se encuentran un gran número de receptores desde los cuáles se puede transmitir al SNC gran cantidad de información, consiguiendo una respuesta motora más rápida y efectiva, pudiéndose modular mejor el tono postural y facilitando una participación más eficaz del paciente en las AVD.
Entre las secuelas más frecuentes tras un daño cerebral, se encuentra la pérdida del control postural y, por consiguiente, de las reacciones de enderezamiento y equilibrio en las que el CORE juega un papel principal.
En Neuroal solemos abordar el trabajo del CORE integrándolo dentro del movimiento normal o de un contexto funcional o tarea, pero sin olvidar la importancia de buscar un trabajo isométrico en función antigravitatoria (prono y lateral) donde el paciente tiene un control consciente del CORE antes, y durante la ejecución de la tarea, complementado con actividades en otras posturas: supino, sedestación o bipedestación; adaptando la actividad a la capacidad de cada paciente.