La orientación de las partes del cuerpo conforme a la gravedad y el espacio, la superficie de apoyo y las referencias visuales e internas, son componentes para mantener un buen control postural. En el caso de nuestros pacientes empujadores o «pusher» hay una pérdida de la capacidad de ubicar su propio cuerpo en el espacio, es decir, hay una alteración somatosensorial debido a un déficit en la percepción del esquema corporal.
Los signos más peculiares de un paciente empujador y por los que se reconocen son:
- Déficit perceptivos del lado afecto.
- “Empujan” activamente con su hemicuerpo menos afecto hacia su lado más afecto.
- Resistencia activa a la corrección hacia la vertical.
- Centro de gravedad desplazado hacia el lado más afecto encontrándose muy alejado de la línea media (El paciente experimenta una sensación de pérdida de equilibrio y miedo a caerse hacia el lado menos afecto).
- De modo compensatorio los empujadores tienden a inclinar la cabeza hacia el lado menos afecto en busca de la vertical para, de manera vestíbulo visual, hacer creer a su cerebro que están alineados.
- Sujeción con la mano menos afecta por el miedo a caerse.
- Suelen tener una inclinación respecto a la vertical de 18º .
- Abolidas las reacciones de enderezamiento y de equilibrio.
- No hace transferencia de cargas.
- En bipedestación, su base de apoyo es muy estrecha.
Teniendo en cuenta las características anteriores, el abordaje de este tipo de pacientes es diferente al resto, debe abarcar además de la motricidad; la percepción, la atención espacial y la imagen motora del paciente ya que se debe orientar en la línea media a la vez que mejoramos el déficit sensitivo del lado afecto con estimulación para que vaya desapareciendo el empuje activo. Por lo que estos pacientes, deben recibir desde el principio un tratamiento neurorrehabilitador específico diferente a otras hemiparesias orientado a conseguir un control postural óptimo.