El papel principal de nuestro psiquiatra será el de valorar los cambios a nivel emocional y en el comportamiento que haya podido surgir como consecuencia de su afectación neurológica, entrevistar a la familia para recabar el máximo posible de datos en cuanto a su actitud anterior y actual y asesorar sobre la forma en la que se debe actuar en las diferentes situaciones, además de pautar y evaluar el tratamiento psicofarmacológico en los casos que sea necesario. Por otra parte, también es de máxima importancia la coordinación con el equipo neurorrehabilitador para consensuar objetivos y directrices comunes.
En esta línea, tras una lesión del sistema nervioso, el médico rehabilitador aplica su formación específica para coordinar y colaborar con el equipo interdisciplinar en determinar y garantizar el máximo nivel de autonomía y calidad de vida alcanzable en cada caso.
El médico rehabilitador está familiarizado con las potenciales complicaciones de las afecciones neurológicas en fase de rehabilitación; se preocupa de su prevención y las reconoce e identifica si ocurren, para establecer la orientación terapéutica más oportuna. Maneja diversas herramientas farmacológicas y no farmacológica para el abordaje de afecciones como la espasticidad, las complicaciones articulares o los diversos cuadros de dolor propios de las lesiones del sistema nervioso central.
Durante este proceso se va a realizar constantemente un razonamiento clínico, analizando la respuesta del paciente al tratamiento y adaptándose a su evolución y objetivos conseguidos. Asimismo, la finalidad no es sólo la de recuperar las funciones perdidas, sino mejorar la funcionalidad y buscar su incorporación e independencia en las actividades de la vida diaria.